jueves, 20 de mayo de 2010

Como empezar bien un dia.

Estoy empezando a pensar que nadie lee esto, que les importa tanto como yo, pero bueno, al menos algo mio quedara para la posteriedad.
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Suena el despertador. Intento apagarlo. Suelto el teléfono y busco el despertador. ¿Dónde lo he puesto?

-¡Mamaaaaaáaa!¿Dónde está mi despertador?

No contesta. Bueno, es igual, dentro de quince minutos dejará de sonar.

Voy para el cuarto de baño. Saludo a un señor que pasaba por allí.

-Buenos días, caballero. ¿Le ha molestado mi despertador?

El señor del espejo me hace burla. Si me muevo, se mueve. Si le hablo habla lo mismo que yo. Espera. Es el espejo. Qué cosas.

Me lavo los dientes. Me enjuago. Vomito. Guardo el limpiador del baño en su sitio y me lavo los dientes con pasta de dientes.

Me doy una buena ducha. Al salir, tiendo el pijama, para que se vaya secando. Me pongo el albornoz y me vuelvo para mi cuarto.

Me pongo una camisa y unos pantalones. Me pillo el ciruelo con la cremallera. Me pongo unos calzoncillos. Me los quito. Me los pongo, pero ahora, antes que los pantalones. Me pongo un cinturón. Me quito el cinturón para liberarme de la silla a la que me he atado.

Tengo hambre, voy a la cocina a desayunar. Intento meter unas magdalenas en la tostadora. Me apetecen calientes, pero no caben. Las meto en el microondas. Dos minutos. Me preparo una taza de café. Voy a buscar las magdalenas pero se han incinerado. Me como las cenizas, no hay que tirar nada, hombre. Me bebo el café y voy a vomitar de nuevo. Maldito café. Siempre me sale demasiado seco. A ver si mañana me acuerdo de echarle agua…

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